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...tal como han hecho desde tiempos inmemoriales los jóvenes sometidos a presión, decidieron tumbarse un rato y perder el tiempo.

miércoles, febrero 28, 2007

me esperen o no, prefiero llegar

Estábamos hablando el otro día sobre la (in) conveniencia de dar sorpresas. Y que conste que hablar de lo que sea a las seis de la tarde mientras te comes un huevo relleno en salsa en la barra de un bar, le da a cualquier conversación un grado más de clarividencia. Y ahí estuvimos un rato que sí, que no, el chaparrón estaba cayendo. Y al final, R. se fue a lomos de su motillo con el tiempo medido (tienes cinco minutos para llegar a tu casa, cinco para ducharte y vestirte, otros cinco para coger tu hatillo y diez para llegar a la estación) para coger un tren por los pelos y dar una sorpresa. Para convencer de cosas más sensatas no empleo ni medio argumento, pero esto estaba tan claro que hasta me ofrecí a acompañarla si hacía falta. Para que digan que las exageraciones no son persuasivas. Ja.

Y luego está eso que dicen de que es mejor no esperar nada y blablá, ay, a la hoguera con todos los discípulos rancios de la new age. Cuando no esperas nada se te queda mal cuerpo, el hueco de algo que estaba y ya no está. Y eso sí que asusta.

lunes, febrero 26, 2007

oscarismos

Lo que tienen estos premios trasnochadores es que te proporcionan un baremo infalible para medir el nivel de aburrimiento de la ceremonia: la cabezada imparable.
Al principio estás ahí con los ojos como platos (o platillos, según), viéndolos entrar y señalando a Fulanita de Copas y su bótox, proclamando que es evidente que Jada Pinkett Smith lleva a su esposo más firme que una vela, sufriendo por el ojo medio cerrado de Nicole Kidman, intentando convencer a tu archienemiga de que Scorsese no tiene por qué ser mala persona aunque Malas calles y Taxi driver sean un coñazo, diciendo: mira, Jodie Foster, como si hubieras visto pasar a una prima segunda tuya...
Empieza la gala, y ahí estás pendiente de la balbuceante traducción, que algunas veces quita más que pone, pendiente de si Ellen lo hace bien o mal (para algo eres el control de calidad de la cosa), estupefacta porque ninguno de los dos cerebros que reposan en el sofá atinan con el nombre de Jessica Biel, conmocionada por el pelopeinado de Rinko Kikuchi, los premios van pasando, se acerca la hora peligrosa y cometer un error te puede costar perderte un momento que luego sólo vas a poder ver tantas veces como la tele y la internet te permitan.
Te tumbas de lado (error), tu archienemiga hace lo mismo (error, error, la proximidad corporal es fatal), primero practicas la cabezada controlada mientras habla Sherry Lansing, y es un éxito, abres los ojos justo cuando ya no la oyes, más tarde, cuando van a entregar el Oscar a la mejor canción, ahí estás,despierta, por fin un poco de ritmo (la cara de Ennio Morriccone mientras Celine Dion perpetra una tonadilla usando su música, fue de gran intensidad, pero no para bailar), y de repente, una ligera sacudida de alerta y ahí está Melissa con su estatuilla en la mano. Canción en un documental. I need to wake up, era, cuánta gente estaría pensando lo mismo en ese momento.

En fin, ninguna sorpresa. Y lo raro que es Forest Whitaker, lo que se emocionaba Kate Winslet con todo (la amo), lo pendiente que estaba de Clint Eastwood su "mujer latina" (que me registren, uso la nomenclatura de Jaume Figueras), lo poco que entendimos que Penélope no optara por la melena suelta o lo inquietante que estaba Eddie Murphy con su delgadez. Ese tipo de cosas que te hacen abrir los ojos cuando no tienes ninguna película muy favorita, de esas por las que te dejarías la epiglotis en un debate arrabalero. Es un decir.

jueves, febrero 22, 2007

la nada hecha entrada

Lo que tiene tanto desplazamiento espacial es que, aparte de que el cuello se te acostumbra a dar cabezadas en posiciones nada recomendables, no tienes otra cosa que hacer que divagar (sí, hay gente que lleva maletines y cara de hacer algo que merece la pena, pero yo no soy de esas). Y ayer iba haciendo unas reflexiones acertadísimas sobre lo difícil que le resulta a alguna gente respetar tu forma de ver las cosas y no caer en la tentación de menospreciarlas. Y ayer quería hablar de eso, pero hoy no. Porque al final me quedo con esta tendencia a estar bien. Y esas ganas alocadas de bailar esa canción y no ninguna otra que tenía en el tren y que me hicieron subir a casa casi corriendo para hacerlo. Ojalá no estuviera mal visto bailar fuera de contexto.

viernes, febrero 16, 2007

a lo esencial por la ropa interior

Soy la propietaria de unas bragas en las que reza lo siguiente: ¨I live for the playground¨. Eso nos da una idea de la clase de persona que soy, una que lleva los principios impresos en la prenda que está más cerca de las verdades de la vida.
Y hoy, en estos tiempos carenciales y confusos, atestados de cosas cansinas y totalmente prescindibles, no lo he dudado en el momento de escoger. Cualquier recordatorio es poco. Y cualquier membrana protectora también.

jueves, febrero 15, 2007

una razón más para amar a Lorelai Gilmore

El otro día dijo esto: ¨Lorelai Gilmore, decepcionando madres desde 1968¨.

Yo quiero que me escriban frases así. Suspiro.

miércoles, febrero 14, 2007

grandes momentos históricos

La gran Concha Velasco le confiesa a AR, en una de estas entrevistas que ¨muestran al personaje de cerca¨ que cuando va al cine compra tres entradas y se pone ella en la butaca de enmedio flanqueada por su abrigo y su bolso, ¨para que nadie se siente a mi lado¨. Dí que sí Concha, ese es el radicalismo que necesitamos. Y si hay que comprar tres entradas, se compran, o se va a una sesión poco multitudinaria, que es lo que hacemos los radicales del proletariado. Te queremos.


lunes, febrero 12, 2007

las bondades de la automedicación

Sí, amiguitos, el descreimiento se resiste a la expulsión definitiva. Y no es por falta de intentos, hoy, por ejemplo, con lo que va de día, y ya he conseguido avivar una gran fe (propia) en mis progresos como guitarrista, casi cien mil puntos en War Pigs me avalan.
Eso y alguna cosilla más, como sobrevivir al domingo más largo del siglo armada con un chupa-chup Kojak y un reproductor de mp3. Andar por aquí y por allá canturreando un poco o bastante y amagando algunos pasos de baile, y pensar: rock attitude. Y no tomárselo en serio.

Y si esto fuera un episodio de 7th heaven y nos cogiéramos las manitas alrededor de la mesa antes de comer, yo aprovecharía para darle las gracias al superpoderoso, aparte de por estas zanahorias y guisantes sin aliñar con que nos bendice, por dejarme el camino cada vez más despejado para distinguir lo que no quiero.






sábado, febrero 10, 2007

epifanía

Pensar cansa. Sobre todo esa modalidad de pensamiento que funciona como el motor de un molinillo eléctrico de café. Rrrrrrr. Pensar a velocidad molinillo cansa. Pero también tiene sus compensaciones, porque puede que después de días de zumbido, cuando ya tienes agujetas, de repente, tengas una rvelación. Y ese momento sí que merece la pena. Puede que te sorprenda en la cama, o pelando patatas, o viendo la tele, sea donde sea te quedas tan tranquila que parece que te has drogado (con algo que relaje, claro).
Y entonces le das un repaso rápido a la situación, pero, gran diferencia, ya no hay zumbido, ahora es como un apacible plano aéreo. Repasas para asegurarte de no sea una falsa alarma y el molinillo esté agazapado esperando. Y miras a ver lo que tienes, norte, sur, este, oeste, y no, no te compensa.
Y es que es tan simple que puede parecer tonto, pero de tan simple se nos escapa. Son unas normas muy sencillas: igual que estamos seguros de que no dejaríamos que nos operase un carpintero, ¿querríamos bailar con quien no quiere bailar con nosotros?

viernes, febrero 09, 2007

aritmética

El otro día vi La reina y Babel, por ese orden y casi seguidas, como los valientes. Hacen un dúo curioso porque funcionan con planteamientos opuestos. Así:



Y planteamientos aparte, cuando una película lleva dentro una presencia como la de Helen Mirren, no puedes hacer otra cosa que una reverencia y dejarte llevar.



Otra cosa, si mientras devoro una magdalena y termino el café, tengo delante a Sherilyn Fenn (con lo que ella ha sido) riñéndole a Lauren Graham, es que el día apunta bien. Por no mencionar lo bien que tengo el pelo hoy.

jueves, febrero 08, 2007

yo que siempre me lo he creído todo

Y ahora, hoy, ayer, me estoy descreyendo. Supongo que será porque tengo el hierro bajo, siempre he vivido peligrosamente, con el hierro al límite. Yo que siempre me lo he creído todo ahora necesito verlo para creerlo. Supongo también que cuánto más aumenta la diferencia entre lo que necesitas y lo que tienes, más aumenta el nivel de incredulidad. Con la pereza que me han dado siempre los incrédulos. A lo mejor con unas grageas se equilibran los niveles.
Y hablando de creer o no, más pronto que tarde tengo que explicar por qué hay que ver y amar Héroes.

miércoles, febrero 07, 2007

inventario

En seis días, cuatro aviones y seis trenes. Los autobuses urbanos y los desplazamientos a los aeropuertos del mundo no los cuento.
Que nadie se haga una idea equivocada de lo que está pasando, no caigamos en la tentación de incluir en esto ese verbo de la segunda conjugación. Es que de tanto guardar y desguardar, se me olvidó aquí esto. Y eso sí que no puede ser. Desde Oviedo lo digo.

martes, febrero 06, 2007

tras la cortina verde

Entonces apenas me erguía medio metro sobre el nivel del suelo.
A veces, antes de salir, cuando mi madre estaba lista y me buscaba para irnos, yo no aparecía.
Me llamaba y seguía sin aparecer, ya hacía tan poco ruido que me resultaba fácil estar escondida. Al final miraba detrás de las cortinas del salón y ahí estaba yo en cuclillas, esperando.
Me preguntaba, yo no decía nada, que qué me pasaba, y yo no decía nada. Entonces empezaba a darme opciones, ¨que me ponías negra, hija¨, te pasa esto, aquello, lo otro, y yo iba diciendo sí o no, ¨que parece que querías que lo adivinara¨, ¨y ya por fin acertaba, y siempre era que no querías salir porque no te gustaba la ropa que te había puesto¨, y me cambiaba, ¨qué paciencia¨.
No me puedo creer que me parezca todavía tanto a mí misma. Que ya sé que es un error fatal, pero no puedo evitar esperar que los que más quiero me lean el pensamiento.

A veces me siento en cuclillas y me dicen que si no estoy incómoda, y yo digo que no, que al revés, pero me da la impresión de que no se lo creen del todo.

lunes, febrero 05, 2007

un amor grande grande


Cuantos más capítulos veo de esta serie más me gusta. Y así es como debería ser la progresión de las mejores cosas que nos pasan, que conoces a alguien que te gusta y cada vez te gusta más, o que escuchas una canción y te aprendes la letra entera y la cantas, o que encuentras un sitio donde estar en casa y cada vez es más fácil llegar. Así es como debería ser. Aunque a veces no es. Somos torpes.

Y ahí quedan los créditos, que también me gustan mucho. Como la canción.




Y mientras espero que lleguen las mejores cosas que están por llegar, podría sentarme en el suelo (o en la cama) y taparme con este post si este post fuese una colcha.

viernes, febrero 02, 2007

easy going

Ayer, en un autobús lleno, un hombrecillo con muleta (de las que se compran en una ortopedia) y bastante sol y sombra en su aparato circulatorio entablaba conversación con un holandés y una neoyorquina. Primero le preguntó a él, -Germany?, y la respuesta fue: -Holanda. Así se acercan las nacionalidades. - Yo he estado en Nueva York, y en Puerto Rico, seguía él. Ahí me acordé de Rita Moreno y me distraje por unos momentos. - Spanglish, seguía el hombrecillo. Y se reía. Easy going, dijo el holandés rubio, I feel like a bird. Y ella sonreía tanto que me dieron ganas de hacerle una foto con el móvil. Si mi móvil tuviera cámara. Aunque igual no me hubiera dado tiempo de hacerla porque no quise perderme el plano. Fueron por lo menos cuatro segundos de alegría intensa. Fueron cuatro segundos tan largos que me dio tiempo a pensar que era una mezcla de Martha Plimpton y Frances Fisher. Me dieron ganas de felicitarla por todo un poco.
Al bajarse del autobús le dieron la mano al hombrecillo.

Easy going, con lo fácil que sería, con lo fácil que es, con lo fácil que quiero que sea.