incubadora
1. Un plan de exterminio contra los robatiempo. Igual exterminio suena muy contundente. Pero es que ese es el plan, que no quede ni uno a mi alrededor. Con los robatiempo hay que tener mucho cuidado, están a la que salta. Son expertos en reclamar su tiempo y disponer del tuyo como les da la gana, en hablar y en no escuchar, en vivir a lo grande sus pequeñas tragedias y minimizar las tuyas. También hay que estar atenta a que no se acerquen a nadie que te guste, porque entonces tienes doble trabajo. Te pasaría como a Michael Scofield, que primero tienes que salvar a tu hermano, y en el transcurso se van añadiendo un montón de delincuentes, y luego tu sobrino adolescente, y así cualquier fuga se complica. La parte buena es que escaparse con alguien siempre tiene más gracia que hacerlo solo.
2. Un resfriado exprés. En el trayecto Madrid-Jerez empecé a estornudar. Con esos asientos tan pegados unos a otros. Iba sola con mis kleenex y mi estupor por ese moqueo repentino. Turbulencias, avisa la voz sobre nuestras cabezas, abróchense los cinturones. Yo nunca me lo quito, entre el despegue y el aterrizaje te quedan un total de veinticinco minutos disponibles sin cinturón, no compensa el abrocha y desabrocha. Turbulencias, y los pasajeros se miran unos a otros con esa cara de levantar las cejas y jeje. ¿Quién no ha visto una película en la que el avión se estrella después de unas turbulencias y un abróchense los cinturones?
Estrellarse en un vuelo Madrid-Jerez sería tan discreto.
(Sobre los Goya sólo voy a decir que no fueron tan de vergüenza ajena, vale. ¿Pero sería mucho pedir que si se hace el seguimiento de la entrada de las pujantes estrellas del cine español, se haga sabiendo quiénes son los que se acercan? -Uhm, eh, ah, aquí vienen nuestros actores. Esta fulanita de la que por supuesto no sé su nombre hizo alguna película con Ernesto Alterio. Esta joven actriz que ni idea de quién es, ganó un Goya hace algunos años-. ¿Y esa alfombra verdosa era necesaria?)