evidencia

quiz

Después de la infausta noche futbolística de ayer, nos quedan las discusiones sobre el fracaso y sobre todo, estar ahí para ver como Brasil aplasta a Francia.

Y ahora, haciendo gala de esa capacidad que tengo para entretenerme con cualquier cosa, un concurso intelectual. Que no se diga que la frivolidad dicta el rumbo de mi existencia. A continuación un mix poético, se trata de identificar a las dos lánguidas rapsodas que he mezclado alegremente.

"Joven de Atenas,
así me hiciste,
se fiel a tí misma y al misterio,
tan diferente."

Abran juego, quien atine con la solución tendrá premio, que jugar por jugar, no.

versus

Los días transcurren apacibles y sólo en apariencia nublados en Oviedo.

Y después de esta evocadora descripción, lo importante. Lo importante es que he soñado que esta noche el partido se gana. Un refuerzo para los escépticos: también soñé que ganábamos el de Túnez pero que ellos marcaban antes. Vale, en el sueño el choque era Letonia-España, pero a quién le importa la exactitud frente a la esperanza.
Los improperios los dejo para el directo.
Última hora: Encarni Manfredi (sí, la madre de Patricia) ha sido atacada por el rottweiler de Marta López. Para que luego digan que está todo inventado. Nada como estar a los pies de la noticia.

paralelismos

• Llueve. Que no es un fenómeno atmósferico digno de figurar en una película de catástrofes. De momento. Pero que yo vea llover y encienda la luz por la mañana, mientras en la otra punta del mapa las personas van a la playa y ponen el aire acondicionado sin control ni sostenibilidad alguna, es una cosa que no deja de sorprenderme. Por la dislocación y la simultaneidad.
  
• Luego me he acordado de Salomón, no sé si por haberme expuesto tan temprano a un episodio de El abogado, y tampoco sé si este hombre justo fue justo o el primer chantajeador emocional en papel impreso. Y todos los allí presentes se acariciaron la barbilla y pensaron: "ajá, así es como se hace". El resto es historia.
• Y además tenemos la imparable fractura de la familia Aragón, el partido de mañana con el que deberían repartir unas piadosas grageas tranquilizantes, la cantidad de capítulos atrasados de Perdidos y Mujeres desesperadas que tengo (sí, tengo) que ver para no causar un irreparable cisma parejil, Inglaterra sigue en el Mundial (y con ello la inquietante posibilidad de volver a ver a Mrs. Beckam celebrando un gol con sus raquíticos brazos), la inexplicable ausencia de un maratón Spelling en la tele... Un no parar.
  

meeting The Oblongs

Estas criaturas son The Oblongs. Tienen todos ese aspecto peculiar porque están expuestos a residuos tóxicos. No penséis que a la madre no le pasa nada: usa peluca porque es calva, y más importante, es alcohólica. Y una serie con una alcohólica en su reparto siempre es una serie a tener en cuenta (de Sue Ellen a Allison, dos formas de relacionarse con la botella).
El libro en el que se basa la serie: La siniestra Susie y otras historias para gente rara.
La cortinilla de la serie de obligado canturreo.

Una minucia sin importancia, se emite (en Cuatro) a la 1:35.

utilidades para la vida moderna

Cuidadín con aquellos que tienen la empatía:
A- Extraviada (en el pie).
B- Inexistente (en el culo). (*)




(*) Son ejemplos geográficos orientativos.

breve apéndice sobre la masa borreguil

1. ¿Hay alguna forma de ver la tele aparte de ver lo que quieras y cuándo quieras?
2. Como militante de la masa borreguil nunca nadie me ha llamado (ni siquiera me han hecho una encuesta teléfonica) para preguntarme qué contenidos lanares deben emitir. La idea de que dicha masa esté dictando algo sin mi participación me perturba enormemente.

hay cosas que cansan más que hacer abdominales

Cansancios mediáticos:

• Los atracos y los secuestros exprés. Y la coletilla (extraída del mundo real): y el Gobierno no hace nada aparte de desestructurar España (pronunciar mucho la p y la ñ. Sí, es posible).
• El proceso de paz. O cómo cada uno lo quiera llamar.
• La corrupción en Marbella en sus múltiples variantes. La parte buena son inolvidables planos de mansiones de abigarrada y carísima decoración.
• El futuro de Cataluña.

Y no, el Mundial, no.

traductores simultáneos

Hoy reflexionaremos unos segundos (o menos) sobre la sutil diferencia que acecha tras dos verbos inquietantes.

Copio:

advertir.
	(Del lat. advertĕre).
	1. tr. Fijar en algo la atención, reparar, observar.
	2. tr. Llamar la atención de alguien sobre algo, hacer notar u observar.
	3. tr. Aconsejar, amonestar, enseñar, prevenir.
	4. tr. Avisar con amenazas. amenazar. (De amenaza). 1. tr. Dar a entender con actos o palabras que se quiere hacer algún mal a alguien. 2. tr. Dar indicios de estar inminente algo malo o desagradable. Dejo todas las definiciones porque me alumbra hoy, de momento, el espíritu del juego limpio. ¿Hasta qué punto advertir es amenazar? Supongo que cuando la advertencia implica consecuencias negativas (casi siempre) la llamamos en amenaza, que es un sustantivo que convierte en gangster a quien lo usa. Y a mí los gangsters siempre me han caído bien, entre otras cosas porque se conocen, y dominan la causa-efecto. Y eso es ser honrado.

Tente no es lo mismo que Lego

Se me amontonan los asuntos:

• La cobertura tan espectacular que se le da al concierto de los 40 y lo bien que se caen todos. Lo poco que entiendo, comparto, y respeto la existencia de algunos engendros musicales (aquí haría, si fuera María Teresa Campos o algún otro maestro de la ironía, ese gesto de comillas que debería ser castigado por el Código Penal, digo yo que si a la ironía le pones las comillas con los dedazos, deja de ser ironía y se convierte en memez o algo peor, pero ese es otro tema).
• El inquietante hecho de que Pipi Estrada tenga un hijo mayor que él mismo.
• El programa de los inventos de Antena 3 me hizo recordar, no preguntéis por qué, supongo porque es la vez que he estado más cerca de inventar algo tangible, cuando cogía una caja de zapatos y hacía una casa con ella, y una cama para el habitante (en singular, adelantándome a la tendencia singlelista del siglo 21, dicen) con una caja de cerillas, con almohada de algodón y sábana. Y luz eléctrica. Nunca usé un muñeco, ni un click de Famobil, ni siquiera un garbanzo, para darle corporeidad al inquilino, así que se trataba de imaginar sobre un escenario más o menos real. Como hago ahora.
• Y para dotar a esta entrada de coordenadas geográficas y porque sí, garrapateo desde Oviedo, que también es un hecho sorprendente dentro de la coherencia de los acontecimientos.
  

optimizar

Las cosas que más me gustan son las que pasan cuando no las esperas (igual esto no se cumple siempre, porque también hay cosas que me gustan mucho y sé que van a pasar, pero como punto de partida me lo dáis por bueno, porque si empiezo a explicar y explicar no acabaría nunca).

Me gusta que me despierte el sonido del diluvio universal después de unos días de tórrido (fan de esta palabra tan evocadora) calor, y me gusta abrir los ojos y que esté oscuro.

Aunque dos segundos después me acuerde de esa ropa tendida que esta tarde debería estar en la maleta, y seca.

Exprimo un poco una camiseta y estoy segura de que se secará todo a tiempo. Y pienso en que me queda la opción del secador de pelo para una emergencia. Será por recursos.

(otra vez) la importancia de los detalles

Estas criaturas han perpetrado un anuncio muy elaborado y guionizado (las buenas intenciones las dejo aparte). Pero con un fallo, un fallo de esos que te saltan a la vista y ya no te dejan fijarte en las buenas intenciones ni en toda esa explicación tan elaborada, ni tan siquiera en ese futuro cinematográficamente (a la par que socialmente) apocalíptico. Si trata todo del ser o no ser del encendido responsable del aire acondicionado, ¿por qué llevan sudadera y camiseta los disertantes? El pantalón largo no lo menciono porque hay cultos que prohíben expresamente la exhibición de pantorrillas y muslos y no quiero caer en la falta de respeto gratuita.

Que esta inquietud mía podrá parecer una tontería, pero no. Estos detalles te desmontan cualquier atisbo de interés por la historia en un segundo y medio.

Con lo fácil que es montar un guión donde no se escape ni un detalle.

foco

Roland Garros, la inminencia del Mundial, 540 capítulos de Perdidos, Mujeres desesperadas, House, Boston Legal (mis ojos no han llegado a posarse en ella), la pila de películas que se amontona en el mueble. Minucias. Todo lo que no puedo hacer porque tengo la capacidad de concentración orientada a un solo punto. Y hasta aquí.

Y me acuerdo de cuando dije que me gustaba esperar. Y me río. Qué poca vergüenza.

medidas y desmedidas

Para las personas practicantes de ese cierto tipo de vagancia/indolencia/pereza militante (levanto la mano y digo: presente), es tan satisfactorio ese momento en el que lees en un libro esa teoría que tu errático cerebro ha esbozado más o menos una vez al día, pero que nunca ha llegado a enunciarse como se enuncian las teorías, así:1,2,3... conclusión. Y así, ya tienes el trabajo hecho. Y piensas: esto era. Y te puedes dedicar a esbozar otras teorías, hasta que te las vas encontrando en libros, películas, series de televisión y tebeos. Y piensas: esto era. Y así...

Ayer descubrí que soy una superhambrienta. Aunque ya lo sabía. Pero esta pereza enunciativa es lo que tiene.

Y luego lo importante, lo importante es que te hacen (y me refugio en el paraguas de la tercera persona) un equipo para el Mundial Fantástico Marca, y a ti te parece el colmo del romanticismo olímpico (que suena tan bien), y hasta tener a Raúl te resulta conmovedor y necesario. (Suspiro y caída de hombros).

sueño de viernes a sábado

Hoy he soñado que estába(mos) en una versión un poco arrastrada de Superhuman. La prueba consistía en ir andando por el borde de una especie de acequia de elegante diseño. La acequia era ancha y había que competir con un gato. Qué prueba tan absurda. Y qué poco interés por la clasificación. Y lo en serio que se lo tomaban los demás participantes. Tomarse las cosas y la propia mismidad en serio hace a la gente tan poco atractiva que te dan ganas de echarles un pañito por encima de la cabeza para no verles la cara.

Así que no ganamos, por no haber no había ni premio, pero el estilismo de Raquel Sánchez Silva mejoraba tanto la realidad, que estoy por hacer un dibujo y mandárselo para que compruebe el poco favor que se hace con cada aparición pantallil. Porque lo importante es lo importante.

Y luego nos fuimos a casa.

el hábito no hace al hombre, ni al monje, ni al mono

Amiguitos, cuánto daño nos hace la televisión, a los que la veneramos, claro, a los otros, nada.

En estos días hospitalarios, la única figura lejanamente televisiva que me he encontrado ha sido el anestesista, curioso. Está bien que la persona que te va a dejar k.o. te caiga bien. Y me pregunto cuántos pacientes (otra palabra curiosa) se habrán interesado por la diferencia entre una vía normal y una de urgencia en esos trascendentes momentos preoperatorios. Ahora tengo mucha más información para desautorizar a los guionistas de Hospital Central.