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...tal como han hecho desde tiempos inmemoriales los jóvenes sometidos a presión, decidieron tumbarse un rato y perder el tiempo.

jueves, noviembre 30, 2006

un momento


Introducción: me gusta la Navidad. Y no escucho a nadie que me diga que es un invento. Si hace falta me tapo los oídos y canto a la vez. Y si hace falta salgo corriendo para que la cantinela no me alcance. Me gusta tanto que todos los años invento la Navidad perfecta, aunque si luego no sale tal como la he inventado me quede dentro una pena pequeña.
Me gusta tanto que no me molesta que cada año sus heraldos lleguen antes.

Mi anticipo favorito es el catálogo de juguetes de El Corte Inglés. Tiene muchas páginas y bien dispuestas, brilla, no se estropea con facilidad, huele muy bien, y las fotos son lo bastante grandes como para que fijándote en los detalles puedas estar entretenido hasta la víspera del día de Reyes.

Lo mejor de todo, aparte de las veces que puedo pasar las páginas adelante y atrás, encontrando siempre algo que se me había escapado la vez anterior, aparte de la subida por las escaleras mecánicas y hacer un esfuerzo para no correr hacia ellos cuando los veo apilados, aparte del camino de vuelta a casa como la portadora de un tesoro, lo mejor de todo es que cuando llego a casa con mis más de trescientas páginas divididas en dos secciones, mientras lo miro y abro mucho los ojos, cuando pido lo que quiero en bajito y sin decírselo a nadie, en esos momentos lo mejor todavía está por pasar.


lunes, noviembre 27, 2006

circular

sábado, noviembre 25, 2006

no me juzgues, earl




En los ochenta (y sus ampliaciones) había aquello de dedicar canciones por la radio. Esto es lo mismo pero con cortado y pegado y descarga de programas que se aprenden a usar en cinco minutos (o un poco más).

(Aparte de la dedicatoria, el proselitismo para los que no hayáis visto todavía esta serie).

viernes, noviembre 24, 2006

zoología y rimmel

A lo mejor hay por ahí alguien a quien esta foto le de grima. A mí me parece la representación perfecta de la placidez. Y las pestañas que tiene.

Y por otra parte está el contraste entre esa tranquilidad y la certeza (tan invasiva) de que ya casi no estamos a salvo de que nos vean en ninguna parte.

lunes, noviembre 20, 2006

violeta quiere una canción



No vayamos a pensar que lo único que me preocupa los jueves por la noche es quién será el expulsado de la semana, o cómo le pondrán el pelo de rata a Greta .
Desde hace unas semanas, Inés y Eugenio también me preocupan, con la intensidad con la que lo hacen las cosas que me dan una pena pequeña y secreta, con la intensidad con la que me preocupan las cosas de las que no hablo.

En las últimas semanas me he acordado mucho de la escena en la que se besan por primera vez,la cámara da vueltas a su alrededor y suena Reflections of my life. Dadme amor, un buen plano y una canción, y estoy perdida.
La misma canción suena también en un episodio de Caso abierto (esa serie disfrazada de investigación pero que en realidad es un parque temáticos para románticos), y después de los datos, me quedo pensando en todos esos argumentos que defiendo con tanta vehemencia como tasa de alcoholemia en las mesas de los bares. Y supongo que de ahí viene este empeño mío en no hacer declaraciones con fecha de caducidad, porque luego es fácil echarle la culpa a las palabras. Cuando de lo que se trata es de que a veces creemos que es verdad lo que decimos y no lo es.
Esta inmediatez de zapping está acabando con los romances. A los guiones me remito.

jueves, noviembre 16, 2006

drapetomanía

Recurriendo a la brevedad, la drapetomanía es el término psiquiátrico que intentaba explicar la tendencia de los esclavos negros a huir de sus amos. Es curioso (e inocente, de una forma bastante retorcida), el deseo de darle explicación científica a lo injustificable.

Es que están reponiendo Norte y Sur. Qué reparto.

viernes, noviembre 10, 2006

escaramuzas



Mi tendencia al enganchamiento es conocida y legendaria. Hasta ahí un dato. Puede pasar que juegues una partida tan larga (y cuando escribo tan larga es tan larga) que haya que hacer una pausa para cenar y esa pausa se convierta en acabarla al día siguiente. O que durante la partida se pronuncien frases amenazantes y palabras impropias de gente civilizada.Y (y aquí los adictos asentirán con la cabeza) que te quedes pensando cómo vas a hacerlo la próxima vez. También pasa que cuando vuelves a abrir la caja te asalta esa sensación. Y con todo esto, yo pensaba que no iba a poder sorprenderme a mí misma, que ya lo había visto todo (jugar a la consola hasta a las seis de la mañana, organizar fichas del Tetris antes de dormirme, quedarme una noche sin dormir para acabar un libro, ver una miniserie entera y sin pausas publicitarias sin moverme del sofá), pero hoy he comprendido que los caminos de la obsesión son inexcrutables y creativos. Aquí la prueba: estaba soñando unas cosas muy elaboradas y argumentales (a la par que ajetreadas) y, en un momento y por exigencias del guión, metí la mano en el bolsillo izquierdo de la chaqueta y al sacarla, ahí estaban, un puñado de efectivos de caballería, infantería y artillería de color negro, el color de los ejércitos de mi archienemiga.

martes, noviembre 07, 2006

weeds


Esa sensación que se tiene cuando esperas ver algo que estás casi seguro de que te va a gustar, te va a encantar, te va a enganchar y vas a querer hacer las cosas y dar las mismas réplicas mordaces que X o Z, tus nuevos personajes favoritos. Y luego lo horrible que es tener que reconocer (si es el caso) que no era para tanto, o esperar un par de capítulos aversi..., pero esta vez no ha sido el caso.

El argumento ultrasintético: una joven viuda, que vive en una zona residencial-usa de esas que conocemos mejor que muestros propios barrios, se reconvierte en proveedora de marihuana (y sin pisar ninguna zona marginal).

Podría hacer una descripción de personajes y tramas, pero no. Ver a Mary Louise Parker y a Elisabeth Perkins (que son como de la familia, la mía, y parece hermanas) haciéndolo así de bien me proporciona tanto placer que podría escribirles una oda.

jueves, noviembre 02, 2006

eso de las imágenes y las palabras que no siempre es cierto





La prueba gráfica (una más) que demuestra que los payasos dan miedo y otras cosas.
(Atención al del zumo de uva que está esperando clavarte el hacha en cuanto te descuides).