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...tal como han hecho desde tiempos inmemoriales los jóvenes sometidos a presión, decidieron tumbarse un rato y perder el tiempo.

lunes, septiembre 25, 2006

pequeñas tragedias cotidianas

Mientras las personas mayores dicen sandeces (versión para el horario infantil) transoceánicas, convierten la exportadísima c de cosmopolita en c de cateto, o de cerril; sufro un minitrauma al morder una porción de tarta de manzana y comprobar que le han cambiado la receta. Ese tipo de cosas hacen tambalear los cimientos de cualquier vida. Menos mal que los palos de nata están a salvo. Y que para compensar están las alegrías cotidianas.

miércoles, septiembre 20, 2006

pido un deseo

A mí lo que me inquieta es una cosa (aparte de saber cómo va a solucionar Michael sus conflictos carcelarios, cómo va a quedar Meloni después de esa puñalada trapero-medular, a quién van a echar mañana de GH, ¿me pondré al día con Los Soprano?, ¿me gustará el segundo capítulo de Weeds?, ¿qué haré mañana para cenar?, ¿debo comprarme ya un abrigo nuevo o espero a que haga frío?, ¿qué hago para evitar estar marcando el mismo número de teléfono cada media hora?), me inquieta (y me escalofría) que el defensor del espectador no se manifieste para exigir que eliminen esta presencia de una vez por todas de nuestras pantallas. De las pantallas y de todo. Será que sus gracietas oligofrénicas no se consideran violencia. Pues deberían.

martes, septiembre 19, 2006

prison break



Empecemos diciendo que ya estoy enganchada, aunque tratándose de una persona (yo) con esta (tan grande) tendencia al enganchamiento en general podamos pensar que no es un dato significativo. Pero lo es. Prison break es la antítesis de las series de voz en off. Intriga (qué hermoso concepto), síncopes, sufrimiento y un poco de romance (pero que no se pasen). Y luego están los actores, hasta he sido capaz de sobreponerme al inicial minidisgusto al ver a Robin Tunney en el reparto. A mí ver a Peter Stormare me tranquiliza, aunque esté cogiendo a alguien por el cuello (algo habrán hecho) o coordinando una ceremonia de amputación sin inmutarse. Y también me causa un gran recocijo atisbar a Patricia Wettig orquestando maldades al teléfono. Para que aprendamos que la conspiración no está reñida con la eficaz preparación de ensaladas. Luego me entero de que no va a estar en la segunda temporada, así es la vida del adicto televisivo, un continuo de oes, ayes,cómos y noes desgarrados.
Y esto es lo que pasa, que cuando el artefacto funciona y te pregunta: ¿estás dispuesta a ver 48 (cifra ejemplo) capítulos sobre uno que atraca un banco para que lo metan en la misma cárcel en la que su hermano espera que lo sienten en la silla eléctrica, y así poder salvarle la vida preparando una fuga contrarreloj mientras oscuros intereses gubernamentales los acechan?, la única respuesta posible es sí, por favor y gracias.

Y con todo esto no es que se me olvide que tengo demasiado sitio en el sofá, en la cama, y en el resto de huecos que me sobran ahora, pero parlotear siempre está bien. Aunque sin huecos sería/es infinitamente mejor (todo).

sábado, septiembre 16, 2006

ciudad esmeralda




Tres formas de violencia en una noche:

1. La tensión en Gran Hermano. Y la tensión en el sofá, que pasamos hasta miedo. Adictivo.
2. Oz. Desde que empieza el episodio sabes que alguien va a morir o a pasar un rato muy malo.
El repertorio hasta ahora: extracción de ojos, quebramiento de las cuatro extremidades, crucifixión, degollamiento con uñas, violación, palizas clásicas y apuñalamiento virtuoso. Los dos dedos del pie que le cortan a Michael en Prison break son como una broma de colegio (mayor).
Esto que digo no es para que no queráis verla, sino para que sí.
3. Las cositas de EEUU. Sección moralidad. Inside Deep Throat. Que yo pensaba que me iba a gustar más. Aunque igual es que a las tres de la mañana no aprecio bien el ritmo de los documentales. Igual también es que la última media hora caí(mos) en el sopor de los justos.

Y después de esta sesión continua, una todavía se duerme y no sueña nada raro.


La foto es de Tallulah, Louisiana. City on the move, dice. A mí esta capacidad para la ensoñación me va a impedir prosperar en la vida. Creo.


sábado, septiembre 02, 2006

hay homenajes que no deben esperar (más)

Hay series aclamadas (me encanta) y hay series que algunos listos llaman de segunda fila, y no las usan nunca para contraprogramar, ni las ponen después de C.S.I., ni antes, ni nada.
Y a veces es verdad, son series que te pasan por encima y se llaman cosas como Profesores de Boston o Missing. Ahí están, no le hacen daño a nadie.

Pero por suerte siempre hay lugar para el descubrimiento alborozado. Caso abierto puede que sea una serie pequeña depende de quién la mire, pero es imposible no cogerle cariño (como mínimo). Tiene una protagonista cuyo color de piel es claramente distinto del resto del reparto, en todos los capítulos aparece gente a la que conoces de otras series y eso es como estar en casa, tiene una banda sonora llena de canciones bellamente evocadoras cuando toca, es una serie de Jerry Bruckheimer que te permite lagrimear dignamente de vez en cuando (¿hay mejor combinación?), como los casos no son recientes, la ira se atenua y quedan cosillas como pena, arrepentimento, redención, estupideces, heroísmos y cobardías cotidianos, lo que hacemos de la vida, en resumen.

Ver capítulos repetidos de una serie es como quedar más de una vez con alguien (si no median extorsión o intereses petrolíferos). Lo haces porque te gusta.

Caso abierto (tema).

Y un quiz. ¿Quiénes son esas dos actrices y en qué series aparecían? Tienen en común el fallecimiento en sus respectivas ficciones por disparo accidental.