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...tal como han hecho desde tiempos inmemoriales los jóvenes sometidos a presión, decidieron tumbarse un rato y perder el tiempo.

sábado, noviembre 26, 2005

it had to be me

A continuación una muestra de los peligros de madrugar, andar por ahí doce horas y ser yo. Una combinación explosiva. Después de todo un día de llamadas de teléfono, viajes (andando) a visitar a los alumnos en prácticas, clase por la tarde... Y a las ocho decido que ya está bien, que nos vamos todos de la clase y que así me da tiempo de coger el tren de las 20:15 y estar a una hora decente en casa. El jueves esa misma jugada me salió bien, pero...
... voy en la bici, cinco minutos hasta la estación, todo bien, subo al tren con la bici. Tren lleno de viernes, coloco la bici, el tren arranca, la bici se cae un par de veces, la gente me mira, consigo que no se caiga. Me relajo. Media hora de trayecto, llega el revisor, le doy el billete, y dice una línea de diálogo impagable:
- Este tren no va a S., va a J.
- No.
Miro a la de al lado con cara de interrogación, y mueve la cabeza: "que no, que lo que te dice este amable interventor es verdad".
Me pongo de pie al lado del revisor, como si me fuera a teletransportar o algo. Le digo que tengo ganas de llorar y me río. Me dice que en cinco minutos llegamos a un pueblo, que hay una chica en el otro vagón que está igual que yo (riéndose por no llorar, quería decir). Y así fue, cinco eternos minutos más tarde. Mi bicicleta y yo estábamos en la oscura y cerrada estación de un pueblo fronterizo al que llamaremos V. Se acerca una enorme maleta roja con una chica pegada. La chica dice: ¿eres tú la que se ha confundido de tren también? (cómo buscamos el mal de muchos aunque sean dos). Le digo que sí y dedicamos dos segundos a reirnos en voz baja.
Salimos a la negrura del pueblo y no hay rastro de taxis, ni de parada de taxis, ni de bares, ni de nada. La maleta deja a la chica libre unos momentos y le preguntamos a un amable caballero por una parada taxis o similar, antes de eso la chica-maleta explica nuestra situación. "Aquí a los taxis los llamamos directamente a casa del taxista". Claro, no iba a ser tan fácil. El hombre llama a su suegra, su suegra le da el número del taxista, el hombre llama al taxista, le damos las gracias varias veces y esperamos. A los cinco minutos aparece nuestro sesentón y nada estresado salvador. Le explicamos y se muestra bastante solidario. (Flash-back: desde que la maleta dejó libre a la chica decidí dejarla gestionar las operaciones. A la chica. Era una chica de la modalidad desenvuelta-eficaz, y supongo que después de echarnos un vistazo a mi bicicleta, mis pantalones más bien caídos, mi chaqueta y otros accesorios, ella también pensó que sería lo mejor). Emprendemos el camino, yo delante con el conductor, la chica y su maleta detrás. Intento relajarme y no pensar en nada que no sea que hay trenes para volver y que podría haber sido peor. El hombre le da conversación geográfica a la chica eficaz, pero se aburren enseguida. Vamos llegando a Villa Chichilla. Me olvido de coger el tren de las 21:30, y el de las 21:40. Así que será el de las 22:44. La chica de la maleta decide no coger el tren hasta el día siguiente, así que la dejamos en su casa. Me da su parte del viaje y se despide. Y yo sigo con el taxista hasta un cajero para pagarle. Y allí nos despedimos y nos deseamos suerte y nos damos las gracias y decimos que esperamos no volver a vernos en esas circunstancias. Y en bici otra vez a la estación. Hace un frío que pela (ahora que todo el mundo sabe lo que es la sensación térmica parece que tenemos derecho a quejarnos más del frío que hace) y me inquieta la sombra de una duda: ¿podré ir con la bici en el AVE? (bici plegable sin bolsa). En información pregunto, yo creo que por sentirme acompañada, y es un informador modalidad padre, que me aconseja y me vuelve a aconsejar y me pregunta qué me ha pasado y le cuento y me dice que pregunte en el control del AVE. Y voy, y pregunto, y me dicen que sin bolsa no se puede (ay), que vaya a la cafetería y pida unas bolsas negras de basura y se las ponga. Y yo ya me veo, me veo. Y digo cosas como: "He tenido un día muy malo", "es que no venden bolsas para ese modelo, y como no sé coser, que me estoy planteando aprender, hasta que mi madre no me haga una bolsa de lona..." Me pregunta la chica del control con cara de bombilla encendida: "¿para cuándo sería el billete?" Yo: "para ahora". Pregunta a su compañero: "¿está X.?" (que será el maligno que no deja subir con bicis destapadas). Y X. no estaba. Y las palabras mágicas: "ve, ve por el billete".
Y así fue. Y a las 23:50 horas llegué a casa.


(Sobre los viajeros del AVE no digo nada hoy).

Canción de mi día de hoy: "The one I love", Rufus Wainwright.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vaya, no es que me alegre (ni mucho menos) de lo que te paso ayer, pero reconforta saber que no soy la uica que se equivoca de tren o coge el metro al reves.
Y eso que cualquier dia me van a nombrar viajera honorifica del transporte publico.

26 noviembre, 2005 22:25

 
Blogger siquis said...

He sufrido leyéndolo. Qué desgarrador todo, el tren equivocado, la estación del pueblo perdido, la chica-maleta en la misma situación, el taxista salvador, la deseada vuelta en AVE tras la espera que casi se trunca a causa la funda de la bici... solo falta el malo maloso paranoico que te persigue y vendes el guión al mejor postor. Ya tengo hasta el título: "Vía muerta". Un taquillazo, te lo digo yo.

27 noviembre, 2005 18:17

 
Anonymous Anónimo said...

Pobrecina Nadadora!!! Espero que el finde fuese bien (para compensar).
Un beso.

28 noviembre, 2005 10:37

 
Blogger marca said...

Y otras por ahi sufriendo. Ay. Pero todo salio bien, claro :)

28 noviembre, 2005 18:15

 
Blogger nadadora said...

gioco: eso sí que no, la viajera superhonorífica del transporte público soy yo.

siquis: desgarrador, me encanta. Si has sufrido, el guión funciona ;) Pero desde luego, si prospera, te contrato como creadora de sinopsis y títulos.

pequeña ricci: para eso lo cuento, para que me digáis pobrecina. El finde compensa siempre (sí, así de temeraria lo digo). Y debo añadir que aunque sufrí un poco en los momentos iniciales, enseguida fui capaz de reírme. Ay.

marca: sufriendo, sí, pero tampoco mucho mucho ;)

28 noviembre, 2005 19:07

 

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