querido diario:
Hoy he pasado el día en Villa Chinchilla, ya que fuerzas inexorables me han obligado a viajar hasta allí (firmar contrato le llaman), y así han pasado las cosas:
- Crónica del madrugón. Después de dormir muy poco me he levantado extrañamente activa y con mucha antelación para poder desayunar viendo la tele.Nota: si vuelvo a escuchar la palabra "exequias", gritaré. Entre "eso" y la hora impresa en la pantalla, me pasé a los dibujos animados.
- Crónica ferroviaria. Llego también con antelación a la estación. Me leo los horóscopos de los tres periódicos gratuitos que me han dado por el camino y uno dice que me va a ir bien en el trabajo y que voy a aprender; otro dice que es buen momento para aumentar la familia. Debido al impacto no me acuerdo del tercero. Ya en el tren, me concentro en la música y casi al lllegar, me invade un sopor difícil de controlar.
- Crónica de un deambular. Tengo tres horas a mi disposición para gastar, porque no quiero aparecer antes de tiempo por el sitio laboral y que me pongan a hacer fotocopias (me relaja) o algo peor. Voy a mi bar favorito a tomar café (el segundo), antes paro en una panadería y salgo con un donut relleno de nata del tamaño de mi cabeza. Antes de salir mantengo con la panadera una breve pero instructiva conversación sobre cuál es la mejor hora para ir a la peluquería. Llego al bar, pido el café y me siento en una mesa cerca de la puerta. Me hago la interesante leyendo (un libro) y apuntando cosas en un libreta (esta actividad no es simultánea con la de leer). Pasa un rato y me voy.
- Crónica de un parque. Ahí voy, a un parque, ¿dónde mejor puede ir una desocupada? Me siento en un banco y pongo cara de ociosa. El donut relleno casi acaba conmigo. Pero gano. Leo otra vez, pero me interesan más los jubilados que pasan por aquí y allá. Algunos van con niños, incluso hay un jubilado con estilismo claramente corteinglesesco que va con bebé y puro. No me parece apropiado ni estético.
- Crónica de una comida. Llego por fin al sitio. Firmo. Me encuentro con gente. Me besan bastante y me dan conversación (parece que hoy es día de calma). Llega rápidamente la hora de ir a comer (ese era el plan, llegar "casi" a la hora de la comida). Tengo ganas de huir como una rata cobarde pero me sobrepongo. Somos seis. Vamos a un italiano. En cada silla el nombre de una celebridad italiana. Intento buscar Sofía Loren, Silvana Mangano o incluso Raffaella Carrá, pero me toca Alberto Sordi y me conformo (recuerdo que tengo que comportarme como una persona normal). Como tengo sueño supongo que pongo cara de estar más o menos de acuerdo con todo. S. me dice que hable y le digo que tranquila, que soy de recorridos largos y que hablar, hablo y hablaré (y pienso otras cosas menos políticamente correctas). Mi jefa me defiende y me da la razón y un punto extra.
- Crónica de la vuelta. Me despido (y creo que les he dejado la sensación de que todavía se puede hacer algo de provecho conmigo). Tren. El revisor interventor me da conversación preguntándome por el libro que estoy leyendo. Después de eso me quedo dormida hasta que llegamos a la estación. El bus. Y casa. Hacer lo que hay que hacer es agotador.
Canción de mi día de hoy: "Ladyflash", The Go! Team.(Porque es motownlisérgico y porque ese nombre es perfecto para un personaje. Igual lo adopto para ir a trabajar: "Aquí llega la increíble... ¡ Ladyflash!"
1 Comments:
La historia de Ladyflash tambien me parece perfecta
(como otra cosa que empieza por C., ya sabes) :)
11 diciembre, 2005 16:34
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