s de sorpresa
Estaba yo el viernes por la tarde tumbada en el sofá, descansando de los acontecimientos del día.
Y llega un mensaje que dice: ¿a qué hora quedamos mañana?
Y como la remitente está a mil kilómetros (bueno, a 789, dice la internet), pienso: esta se ha equivocado de número.
Pasan un par de horas y estoy en la calle. Otro: que no me he equivocado de número, que vamos a pasar el fin de semana.
Si es que no se pueden hacer planes. Y menos mal.
Y al día siguiente ahí estaba yo, bajando las escaleras para buscar a una persona a la que sólo una semana antes pensaba que iba a tardar mucho más en volver a ver.
Las siguientes doce horas ya han pasado a la historia.
Y para el domingo, mientras haya pizza, esto, esto, mandos a distancia, memoria para acordarse de las frases míticas de la tarde y la noche anteriores, y ganas para volver a reírte mientras te acuerdas, todo va bien. Mejor que bien.
Y ni chispa de resaca.
Y llega un mensaje que dice: ¿a qué hora quedamos mañana?
Y como la remitente está a mil kilómetros (bueno, a 789, dice la internet), pienso: esta se ha equivocado de número.
Pasan un par de horas y estoy en la calle. Otro: que no me he equivocado de número, que vamos a pasar el fin de semana.
Si es que no se pueden hacer planes. Y menos mal.
Y al día siguiente ahí estaba yo, bajando las escaleras para buscar a una persona a la que sólo una semana antes pensaba que iba a tardar mucho más en volver a ver.
Las siguientes doce horas ya han pasado a la historia.
Y para el domingo, mientras haya pizza, esto, esto, mandos a distancia, memoria para acordarse de las frases míticas de la tarde y la noche anteriores, y ganas para volver a reírte mientras te acuerdas, todo va bien. Mejor que bien.
Y ni chispa de resaca.
4 Comments:
La cosa es que por hache o por be no te dejan seguir adelante con tus buenos propósitos. Pero qué alegría, chica.
Y si encima no hay ni un atisbo de resaca, qué más quieres mari puri.
25 junio, 2007 11:25
Si es que me parece que los buenos propósitos son eso. Pero que conste que también estoy en los otros buenos propósitos.
Hombre, pues por querer, quiero.
25 junio, 2007 11:35
Pocas cosas hay mejores que una visita inesperada de las que gustan. Y también lo contrario.
El menú dominguero es un clásico de los que nunca defraudan.
25 junio, 2007 15:49
Lo contrario también, pero visitas inesperadas de las que no gustan no he tenido, si acaso encuentros. Suerte que tengo.
¿Verdad? Hay veces que recurrir a los clásicos es la única opción posible.
25 junio, 2007 19:35
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