d de desayuno y s de (pequeña gran) satisfacción
Hoy hablaremos de mi peculiar relación con el café del desayuno.
Nunca lo acabo de un tirón. Y con eso no quiero decir que tarde mucho en acabarlo, quiero decir que siempre dejo algo, un par de centímetros o tres, la cantidad es lo de menos, en la taza, y si estoy en casa haciendo cosas importantísmas como siempre, se queda encima de la mesa. Y luego, cuando vuelvo a cogerla y veo que queda algo, siempre me alegro mucho y me sorprendo tanto.
Y si tengo que salir a hacer cosas también importantísimas, se queda encima de la mesa, y antes de salir vuelvo a cogerla, veo que queda algo y siempre me alegro mucho y me sorprendo tanto.
Y esta ha sido la versión corta de mi peculiar relación con el café del desayuno.
5 Comments:
Qué curiosidad me ha quedado ahora por saber cómo es la versión extendida... :p
Yo el café (cortado) lo tomo siempre con leche fría, ya puede estar helando, para así poder bebérmelo de un sorbo, dos a lo sumo. Enterico, poso y todo; así estoy, que no tengo ni una pista sobre mi futuro, juas.
26 junio, 2007 15:59
Esto es como lo de las monedas que nos encontramos en los bolsillos al cambiar de estación. Regalitos que nos dejamos a nosotros mismos.
A mí el café en taza, cortado y muy muy caliente, aunque me lo tome en agosto en Écija.
¿Hay algún alimento o bebida con el que uno mantenga una relación tan personal como con el café? Igual con la leche materna, pero no tengo tanta memoria.
26 junio, 2007 16:14
El problema es cuando das con alguien que también se alegra y sorprende por esos dos dedos de café inesperado y te lo bebé sin miramientos.
Lo bueno es que sólo pasa una vez.
26 junio, 2007 17:38
mrs. sarmiento: la versión extendida es más interesante si cabe.
Un sorbo o dos, la antítesis de lo mío. Y lo de que te tragues los posos del café le da más emoción a eso del futuro. Más todavía.
ohnenick: y si ya te dejas un billete, el colmo.
Mi relación con la leche materna estuvo desprovista de matices, fue así: no te quiero, y si entras en mi organismo van a pasar cosas. Ya dando quebraderos de cabeza desde el principio. Pero luego he sido coherente, y la leche sola no la puedo ni oler.
manga ranglán: es lo que tienen las coincidencias sorprendentes, que la primera vez no piensas que haya coincidencia y te lo bebes. Luego te sorprendes y no lo vuelves a hacer.
27 junio, 2007 13:01
Es verdad, más todavía. Qué bien.
27 junio, 2007 14:00
Publicar un comentario