inconexo (o no)

“Para hacerte el cuento corto”, decía, cuando todos sabíamos que es incapaz de hacer corto ningún cuento. Y acordándome de eso, se me ocurre que a mí lo que me gusta es que me hagan los cuentos largos, y si son cortos que vengan en grupo. Y que me dejen hacer los cuentos largos a mí también, sin esa sensación de tener que contarlo todo deprisa, sin la sensación de que en cualquier momento van a cambiar de tema, sin la sensación de que estás aburriendo. Que esa es la peor, y de repente te quedas corriendo en el aire sin moverte del sitio, como en los dibujos animados… Te quitan el cuento de las manos y ahí te quedas. La vida de los cuentistas es así. Riesgos laborales, dicen. Por otra parte, a veces te encuentras con alguien que se deja contar y cuenta. Y entonces no lo dejo escapar. Y no es una amenaza.

El otro día, en la sala de espera pre-revisión médica, haciendo lo que se hace en las salas de espera, mirar a los demás, veo llegar a una segunda y joven recepcionista. Llega con una caja de donuts (blancos) y a paso ligero. Lo que primero capta mi atención son los donuts (12:00 y en ayunas). Y luego el diálogo:
Recepcionista 1: ¿Ya?
Recepcionista donut: Ya.
R 1: ¿Y qué? ¿Cómo ha ido?
R D: Bien, no hemos hablado nada. Hemos firmado y punto.
R 1: ¿Y el qué ha hecho?
R D: Nada, mirarme como arrepentido. A buenas horas.
R 1: Bueno, pues ya está.
R D: Ya estoy lista para casarme otra vez.

Y se rio mucho. Si es que hay que tener humor. Luego ya me enteré de que este fin de semana tiene un concurso de baile y que todavía no había comprado la tela para falda de chachachá (que es su especialidad). Si es que hay tantos mundos...



Canción de mi día de hoy: "Flamboyant", Pet Shop Boys.