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...tal como han hecho desde tiempos inmemoriales los jóvenes sometidos a presión, decidieron tumbarse un rato y perder el tiempo.

miércoles, agosto 23, 2006

símil en 625 líneas

El primer televisor que recuerdo en casa era en blanco y negro, no tenía que ocuparme de nada, sólo de ver lo que pasaba dentro. Mis padres compraron uno en color muy pronto, y vendieron el primero. Vino una chica a llevárselo, la recuerdo como a una de las trillizas que acompañaban a Julio Iglesias, seguramente no se parecía en nada, pero los recuerdos son así, se fijan, y si el resultado es inofensivo, no queremos cambiarlos. Cuando vino a recogerlo yo estaba sentada en el suelo viendo una serie alemana llamada La bella Mariana (y esto no es un recuerdo inventado), y desde mi insignificancia infantil intercambié con ella unas frases.

El televisor en color era un Sanyo, aprendí a ajustarlo y lo quise mucho más que al primero, como se quiere a las cosas que son parte de lo que eres. Ruedecitas negras para cambiar de banda y rojas para sintonizar. Y me sentaba en el suelo igual. -No te pongas tan cerca-, oía mucho esa frase.
Mientras el Sanyo llevaba la edad con la dignidad que se reserva para los elegantes, apareció un vídeo Mitsubishi (VHS) con mando a distancia. Que la expresión no os lleve a engaño, el mando se conectaba al vídeo con un largo cable. El concepto a distancia se hizo visible, pero yo vivía la contradicción alegremente. Poder rebobinar y pausar y las películas que alquilaba, pero tener que levantarme para cambiar de canal o subir el volumen no me causaba ninguna inquietud tecnológica. El vídeo tenía mando a distancia y el televisor, no. No pasaba nada. Así eran las cosas.

Cuando nos mudamos de casa, el Sanyo ya no nos acompañó. Y el siguiente televisor (al que voy a dejar en el anonimato como personaje sin frase que es) ya tenía mando. Y enseguida me acostumbré a no tener que levantarme. El resto es historia.

Cuando la realidad no se pliega a mis deseos con tanta facilidad como avanzo a través de cincuenta canales, me acuerdo de las ruedecitas. Supongo que estoy tan hecha a pulsar botones que se me olvida que a veces hay que sintonizar de forma manual, que todavía existe esa posibilidad. Aunque sea más lento, aunque parezca que no se ve bien, aunque con el mando sea más fácil.

4 Comments:

Blogger sofia said...

Sí, es más lento pero eres más consciente del proceso, y además, la precisión es mayor puesto que en principio no hay saltos.. (creo). Vamos, que lo controlas y te involucras. Ejem, puestos a seguir con la bella metáfora.

23 agosto, 2006 13:16

 
Blogger vilipendia said...

Ains, sí. La mía era una Telefunken. Que, por cierto, no me negarás que es un nombre precioso para una tele. ¿Aún existe?

23 agosto, 2006 19:35

 
Blogger nadadora said...

sofía: lo de la lentitud no es inconveniente a veces sino lo contrario, y supongo que estará relacionado con el control (o lo que sea) y la involucración.

vilipendia: aún existe, sí. Y dentro de poco la marca va a volver a comercializarse (para otro fabricante pero con el mismo nombre). ¿No será bonito tener un televisor de plasma Telefunken?

27 agosto, 2006 15:32

 
Blogger vilipendia said...

¡Sííííííííííí!

28 agosto, 2006 09:59

 

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